El español Alejandro Talavante cortó una oreja en la quinta corrida del Serial de Reapertura de la Monumental de Ciudad de México. Los mexicanos Octavio García ‘El Payo’ y Héctor Gutiérrez no obtuvieron apéndices. Gutiérrez recibió una cornada en la femoral que le impidió finalizar el festejo.
Los astados de Villa Carmela fueron descastados y sin trapío cuando no anovillados. 15.000 personas asistieron al festejo en la Plaza México de la capital del país.
Los Villa Carmela cumplieron con lo previsto. Sin casta alguna y menos fondo. Además, aparentaron una falta de edad que solo un análisis ‘post mortem’ podría negar o confirmar.
Otro impresentable encierro para sumar a las presentaciones de Talavante en Ciudad de México.
El español optó por medias verónicas para reencontrarse con La México ante un toro correctamente presentado y de lento desplazamiento. El toro, con un punto de nobleza, acudía sometido a la muleta, pero su falta de fuerzas llevó al animal a recortar el viaje.
El español lo lidió con tandas de poco recorrido, citando en buen lugar, pero sin tomar riesgos cuando el animal dudaba.
Los pasajes finales de pases sueltos en paralelo gustaron por el gesto del bovino que metía la cabeza con simpleza y sin casta.
No importó a los presentes el ventajismo de Talavante ni lo turbio del resultado.
Mató con una estocada desprendida y aconsejado por su subalterno interpretó la muerte del animal como si del expirar de un bravo se tratase. Alzó, en cruz, en impostado éxtasis, los brazos al cielo y le cayó del palco la primera oreja pedida por algunas localidades.
Con su segundo de la tarde, otro Villa Carmela sin casta ni movilidad ni edad, Talavante, recordando lo sucedido por su compañero de terna instantes antes, no probó a mandar. Optó, por, o sacar algún pase en paralelo, o, desplazarse él en vez del animal. Éste llevó al extremeño hasta chiqueros. Erró con los aceros.
Octavio García ‘El Payo’ inició su presentación con un ejemplar muy protestado por novillo.
Es difícil hacer pasar por toros bovinos con ese morrillo juvenil, por mucho que la tabla mostrase unos increíbles 555 kilos.
A “El Payo” no le importó el enfado del público y brindó a los presentes. Faena de fea estampa con un novillo que le costaba un mundo seguir la tela por falta de casta.
El enfado de buena parte del público lo más torero que sucedió durante la lidia. Octavio recibió un aviso.
Un quinto de mejor presencia que los anteriores, pero de igual falta de casta se desplomó en varios lances de distintos tercios.
Si antes no le importó brindar un novillo, ‘El Payo’ tampoco hizo ascos a torear un inválido. La fórmula fue atrasar la muleta y dar muchas vueltas alrededor de los kilos de carne del Villa Carmela. Descabelló para finiquitar al mamífero.
Para desilusión de los presentes, ‘El Payo’ se encargó del cierra plaza que se empleó con cierta casta, pero carecía de fondo. Labor despegada y plomiza de García.
El percance de Héctor Gutiérrez sucedió con una res que ya mostró peligro en el capote.
Con la muleta Gutiérrez inició perdido. Ni en distancia ni en sitio atinó citando expuesto, pero sin mandar, ahogando la embestida de su rival.
El descastado penó el terreno de nadie y propinó una cornada al muslo del torero.
Antes del percance pudo el joven dejar una tanda vibrante por el riesgo asumido y la quietud.
Tarde de desafección por la ausencia total de seriedad, en la que incluso sonaron los clarines con un toro corriendo ya por el albero.